Hertson Bernal asumió la propiedad de la Finca La Esperanza en 2006, marcando el inicio de su trayectoria como productor junto a su hermano Jesús. Después de años gestionando una finca cafetera, decidieron diversificar sus cultivos con la siembra de lulo, una especie de naranja, experiencia que les brindó un éxito significativo. Este logro les permitió acumular un pequeño capital que se convertiría en el catalizador para alcanzar su sueño futuro: adquirir un terreno propio. La búsqueda los condujo a La Finca La Esperanza, un lugar que les enamoró por su ubicación estratégica cerca de la escuela y la vereda.
Aunque las condiciones iniciales de La Esperanza eran desafiantes, con cafetales antiguos y estructuras deterioradas, la visión de Hertson y Jesús la transformó. Con el respaldo de patrones, lograron adquirirla de Jorge Omar Esterling, un entusiasta del proyecto. Durante el primer año, Hertson renovó los cafetales con variedades como Caturra, Castillo, Colombia y Cenicafé. Se construyó un nuevo beneficio y, posteriormente, la casa que ahora alberga a Hertson y su familia. Desde entonces, la finca ha experimentado continuas mejoras, incluyendo instalaciones para trabajadores y la integración de Jesús y su familia.
Hertson, tras enfrentar desafíos iniciales en la feria de Guadalupe, encontró su pasión por el café de especialidad. La familia Bernal se dedica activamente a la Finca La Esperanza, con un equipo de trabajo fluctuante de 4 a 6 personas durante la temporada baja y de 10 a 14 personas durante la cosecha. La historia de La Esperanza es un testimonio de emprendimiento, dedicación y éxito en la producción de café de alta calidad.